6 Mayo – Manual para Mendigar Amor. Parte 1 

Cuando comencé mi proyecto sobre vulnerabilidad, mi libro se llamaba “Manual para mendigar amor”, lo cual fue hace algunos años. En el episodio de hoy y durante toda esta semana, te compartiré mis pensamientos al respecto y si es posible o no, resignificar esa palabra, mendigar.

Mi proyecto comenzó con una pequeña investigación de campo con la gente. Le pregunté a las personas y a los amigos qué pensaban de ese título y fue realmente muy interesante la variedad de respuestas y reacciones. Hubiera querido tener una cámara para captar sus rostros: sorpresa, incomodidad, alegría.

Algunos me dijeron a través de sus reacciones que la sola idea de mendigar les repulsaba. Otras mujeres y no fueron pocas, me dijeron que necesitaban ese libro y que esperaban expectantes que saliera. Incluso algunos me han preguntado por el manual. En general la respuesta de las chicas fue de interés. Por otro lado, en el caso de los hombres, hubo desde un silencio extraño, hasta una mirada de incredulidad. Algunos solo me dijeron: ¡que interesante!, mendigar.

En principio podría suponer que esta diferencia de reacción en cada sexo podría evidenciar un tema de cableado cerebral y emocional diferente en cada uno de ellos, o por otro lado para las mujeres el hecho de anhelar un tipo de amor y de relaciones con maneras muy concretas de expresión de intimidad y conexión en el marco de sus relaciones más significativas, sí constituye un reto muy concreto, sobre cómo es que puede pedir sanamente en una relación. Yo no soy totalmente objetiva en este tema, porque soy una mujer, pero solo puedo decir que quizás los hombres no piensan tanto en pedir lo que necesitan a nivel emocional, podría ser un poco más complicado, bien sea por esta diferencia biológica de la que hablamos o por los aprendizajes culturales al respecto: pedir suena a humillarse.

Esto no significa que los hombres no sientan también una necesidad de conexión e intimidad, significativos, pero supongo que a veces esto se convertirá en un misterio para sus parejas y sus familias. De hecho, cuando enseño sobre este tema algunas mujeres en particular se quejan: yo pido, pero no recibo, es que mi esposo no está interesado, mi novio no me quiere escuchar.

No estoy de acuerdo con el estereotipo cultural de que los hombres son insensibles. Conozco gente sensible y gente indiferente, en ambos lados, pero sí es un tema que cruza mucho el corazón de las mujeres.

¿Habrá algo nuevo que descubrir y se puede hacer un manual al respecto? Todavía me lo sigo preguntando y espero que, en este pequeño viaje, podamos descubrir claves que nos puedan servir, tanto a ti como a mí.

Hoy arranquemos con cual es significado raso de la palabra mendigar

En primer lugar, conecta el significado con el pedir limosna puerta a puerta, o sea limosnear, pordiosear, y pedir. Otro significado se refiere a solicitar un favor de alguien con importunidad, y hasta con humillación, relacionado más con implorar.

Comprendiendo que el mayor significado se refiere a un estado de vulneración en la persona que pide, pues quien mendiga es un pordiosero, tiene sentido que pensemos que el mendigar amor, es algo que no debemos hacer; que es feo y que no es adecuado. Pero siempre me ha impactado que igual en el concepto hay dos elementos que tiene mucho que ver con el resignificado que quiero explorar, de lo que es “ser vulnerable”. Al pedir y lo que implica para nosotros como seres humanos adultos, quizás si hay algo en nosotros que nos hace sentir humillados cuando pedimos amor.

Solo te dejo una imagen para comenzar a explorar hacia donde quisiera ir contigo. Cuando un niño es libre y necesita algo, no pide algo a sus padres o cuidadores, lo grita y lo implora, sin embargo, un huérfano cuando no recibe lo que necesita y este niño es huérfano y está expuesto a la negligencia bien sea física, emocional o espiritual, deja de pedir, ocurre algo dentro de él. Dejan de comer, dejan de llorar. Deja de pedir, deja de llorar, deja de suplicar, pierde la esperanza.

Con esta idea te dejo este día. Seguiré meditando contigo esta semana sobre este tema y espero que lleguemos a algunas conclusiones interesantes juntos. Gracias.

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