No sé si estás de acuerdo conmigo respecto a que la ira es una emoción compleja de sentir y manejar. En el episodio de hoy te comparto una parte del segmento de emociones vulnerables del capítulo 6 de mi libro, sobre el problema del dolor.

La ira en general tiene muy mala fama, especialmente en el mundo femenino. En particular en nuestro contexto latinoamericano, da la impresión de que la ira masculina tiene cierto lugar como validador de masculinidad, y se espera que los “machos” expresen su carácter a través del enojo, pero no es bien visto en las mujeres; se supone que debemos ser suaves y amorosas.

Cabe decir que es muy importante validar la cultura en lo que sea relevante a nivel cristiano, pero el mandato de la amabilidad y la bondad con otros debe ser parte del carácter del cristiano saludable, en todos, tanto hombres como mujeres.  En ninguna manera, se puede justificar una ira reactiva que hace daño a los demás, y mucho menos la manipulación de otros y el ejercicio del control mediante la ira, la cual termina en violencia. Pero ha hecho falta comprender la ira saludable que debemos validar ante la injusticia. Cuando Jesús se enojó, de manera saludable expresó la importancia de los valores de su Padre, y lo defendió. Nuestra ira, saludable, debe llevarnos a luchar por lo bueno. 

En mi experiencia, enseñando sobre emociones, me he encontrado con una comprensión muy limitada sobre esta emoción y poca profundización del tema a nivel bíblico en las comunidades de creyentes y las denominaciones. De hecho, se habla bastante del amor de Dios, pero poco de Su ira.

La ira como una emoción primaria necesita ser sentida por cualquier ser humano saludable, porque es parte del rango de emociones con el que fuimos creados, cuando nos enfrentamos al mal o la injusticia propia o de los demás, la ira saludable es necesaria y está asociada al dolor percibido como injusticia, deslealtad o traición. Así como el dolor o el temor son emociones que nos dan información, la ira nos habla de lo correcto a nivel moral y lo que percibimos como que no debería ser, lo incorrecto. La ira de Dios evoca justicia. De esto da cuenta el artículo de Got Questions que resume bien este tema[1]:

“Dios se enoja cuando hay una violación de Su carácter. Dios es justo, recto y santo, y ninguno de estos atributos pueden ser alterados (Éxodo 20:4-6; Isaías 42:8). Dios se enojó con la nación de Israel y con los reyes de Israel cada vez que se alejaron para no obedecerlo (por ejemplo 1 Reyes 11:9-10; 2 Reyes 17:18). Las prácticas malvadas de las naciones en Canaán, como el sacrificio de niños y la perversión sexual, despertaron la ira de Dios hasta el punto de que ordenó a Israel que los destruyera completamente — a todos los hombres, mujeres, niños y animales — para eliminar la maldad de la tierra (Deuteronomio 7:1-6). Así como un padre se enoja por cualquier cosa que dañe a sus hijos, así la ira de Dios se dirige a lo que dañe a Su pueblo y a su relación con Él. “Vivo yo, dice el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva” (Ezequiel 33:11).

En el Nuevo Testamento, Jesús se enojó con los maestros y líderes religiosos de ese tiempo por usar la religión para su propio beneficio y mantener a la gente en la esclavitud. Romanos 1:18, escrita por el apóstol Pablo, nos dice que la ira de Dios, o el enojo, viene contra “la impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. Así que Dios se enoja con la maldad de la gente, y se opone a esa maldad en un esfuerzo por apartarlos del mal, para que puedan encontrar la verdadera vida y la libertad en Él. Incluso en su ira, la motivación de Dios es el amor por la gente, para restaurar la relación que el pecado destruye.

Ya es hora de dejar la caricatura de un Dios que no hace nada frente al mal, que más bien es como un abuelito alcahuete. Me costaría mucho confiar en un Dios así, que no va a juzgar el mal.

Entonces, ¿se justifica la ira? Diríamos más bien que la ira se debe validar, pero también expresar de manera justa y correcta. Las Escrituras nos lo dicen claramente: si se expresa de manera reactiva la ira del hombre, no obra la justicia de Dios (Santiago 1:20), hay iras malas; expresiones de la carne (Gálatas 5:20), así que nos exhorta a enojarnos sin pecar como dicen en Efesios 4:26-27).

La mejor manera de manejar la ira no es evadiéndola o expresándola sin filtro, sino aprendiendo a reconocerla a tiempo; sin dejar lugar a un enojo de más de 24 horas, como nos lo aconsejan las Escrituras en Efesios 4:26: Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo ni den oportunidad al diablo”. Es un consejo que se le dan a todas las parejas; que no pasen al siguiente día enojados y no guarden el resentimiento.

Se trata de darse cuenta de lo que nos pasa; qué nos frustra o nos duele, aprender a corregir el mal que nos corresponde y entregar a Dios la venganza que no podemos tomar por nuestras propias manos. De no ser así se convierte en una fuerza que se expresa mal hacia fuera o se internaliza en forma de depresión; se congela o se convierte en una raíz de amargura que envenena todo.

¿Hay cosas que te tienen frustrado y enojado en estos días? No lo dudaría. Entonces este episodio espero que haya sido de utilidad para ti.  Valida tu ira, que surge de la injusticia y trátala, y si más bien has venido experimentando ira explosiva, es muy importante que busques ayuda y no te dejes dominar de ella. Recuerda, se vale pedir consejo.

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