¿Eres adicto al hacer? En los episodios de esta semana exploraré contigo un tema muy relevante para este tiempo de mucha actividad. Cuando le preguntamos a las personas si tienen tiempo para tomarse un cafecito, un descanso, una pausa, si estás de buenas podrás encontrar un espacio unas cuantas semanas después. En el episodio de hoy te cuento desde mi propia historia como es que se puede caer en la tragedia del activismo. Este tema habita en el capítulo que he nombrado “Estoy Agotado” en mi libro: Vulnerabilidad, el regalo inesperado.

Arranquemos con algo de mi propia historia. Me costó admitirlo: sí, yo misma estaba en la lista de los adictos al hacer. Creo que como terapeuta he ayudado a muchos a superar sus propias adicciones, y muchas otras dificultades, pero la mía propia, con mi agenda llena, estaba sobrepasándome, y era una triste evidencia de un problema. Esto se hizo más evidente en la crisis de la pandemia, en la cual me vi sobrepasada y abrumada por las necesidades a mi alrededor. Mi lista de pendientes comenzó a ser interminable y las demandas que tuve para atender durante ese tiempo, con tantas personas en crisis, me empezó a cobrar la factura. Me di cuenta de que me estaba siendo difícil no responder a todo. Así llevara mucho tiempo diciendo “no” a múltiples invitaciones y propuestas, y tratando de establecer límites, pero, no lo lograba.

El día que apareció la angustia, entonces que decidí buscar ayuda y aprovechar un espacio de terapia que nos pedían tomar en el marco de un entrenamiento que estaba haciendo. En mi espacio terapéutico pude explorar las raíces de mi frustración y preocupación excesivas por otros y el por qué no lograba cuidar bien de mí misma, a pesar de tener todo el conocimiento al respecto. Guardaba mis días de descanso, tenía márgenes, y mecanismos de protección contra el estrés; guardaba mis 15 minutos de vacaciones diarias, y tenía rutinas de descanso, y pequeños retiros, pero esta vez se trataba de algo diferente. ¿Qué era lo que no estaba funcionando bien?

Descubrí entonces, que esto tenía más que ver con mis propias necesidades de conexión, de intimidad y de pertenencia, que al final se convertían en un desbalance de preocupación mayor por los demás, que por mí misma. Al final de todo posponía cosas importantes que debía hacer para mí misma, tales como procesos médicos, más ejercicio, seguir con mis clases de canto, escribir, etc. Es muy fácil decir que estamos llamados a cuidar de otros, entonces eso es lo primordial, mientras nos descuidamos a nosotros mismos. Ha sido muy interesante cómo algunos líderes de nuestro entrenamiento en Cuidado Integral tienen descuidada sus vidas personales y sus familias, es un denominador común.

Hoy cierro este episodio que continuará mañana, con mi propia reflexión, con esta pregunta para ti.

¿Eres alguien que cuida de otros, de tu familia, de ovejas, de empleados, de pacientes?

Si tu respuesta es sí, la siguiente pregunta es: ¿cuidas de ti mismo, así como cuidas de ellos o pones tu salud, tu descanso y tu proyecto personal en el último lugar siempre?

El origen de este desbalance puede tener múltiples causas. Si reconoces que estás muy agotado y el ritmo diario parece tragarte vivo. Sigue el hilo de esta semana. Espero darte herramientas al respecto, para que puedas encontrar un sano balance en tu vida.  Y las razones que están de fondo en eso que se vuelve ya compulsivo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *