En un reciente artículo escrito por el Dr. Carlos Jaramillo sobre este tema dice lo siguiente: “El estrés no se puede prevenir, pero si domesticar”. En el episodio de hoy, encontrarás algunas herramientas de manejo.

Como nos dice la clínica Mayo: “El manejo del estrés te brinda una serie de herramientas para reiniciar y recalibrar el sistema de alarma”, del que hablamos en nuestro episodio de ayer.

Necesitas ser compasivo contigo mismo y buscar ayuda para tu mente, tu cuerpo y tu corazón. Esto implica fortalecer tu resiliencia, lo cual te evitará graves problemas de salud en el futuro.

El Dr. Jaramillo, además nos da el primer paso con esta frase: “Normalmente sabemos que estamos estresados, pero no queremos pellizcarnos, es decir, pararnos frente al espejo a sincerarnos, y ahí es donde está la solución”.  Esto significa entonces que necesitamos ser vulnerables y sinceros acerca de cómo estamos realmente. En vez de solo contestar en forma automática a la pregunta, de cómo estás: ¡muy bien!

Te dejo una lista de preguntas que puedes chequear si reconoces que tienes niveles de estrés que te están afectando, basado en los consejos del equipo de la clínica Mayo:

  • ¿Qué te enoja, hace sentir tenso, preocupado o irritable?
  • ¿Sientes dolores de cabeza o malestar estomacal sin causa médica aparente con mucha frecuencia?
  • ¿Te resulta difícil concentrarte o tienes problemas para dormir en la noche?
  • ¿Qué crees que te afecta más de las siguientes áreas? Tu trabajo, tu ministerio, tu relación de pareja, tu relación con tus hijos, relaciones familiares conflictivas, la economía, la salud, las relaciones con otros, un gran cambio, ¿Alguno otro que puedas reconocer?
  • ¿Hay cosas buenas que te están pasando y te causan estrés, cuáles son?

¿Qué crees que de estos factores es controlable o sea a lo cual responsablemente puedes hacer cambios de manera inmediata?

Una vez que hayas identificados tus desencadenantes de estrés.  Te propongo una estrategia de cuatro pasos:

Primero, LO CONTROLABLE. Identifica qué puedes controlar y qué no. Haz tu lista de controlables y piensa de manera prioritaria que cosas puedes hacer esta misma semana para tomar el control.  Por ejemplo, si el estrés no te permite dormir de noche, quizás la solución sea sacar la televisión o la computadora del dormitorio y permitir que tu mente se relaje antes de dormir. O sea, acostarte más temprano. Pon metas concretas poco a poco, hasta que veas una reducción significativa de tu estrés.

En esta lista de controlables mide los recursos que tienes. Con cabeza calma hay vas a encontrar muchas más soluciones.

Segundo, LO INCONTROLABLE. Darte cuenta de que algo no es controlable ayuda mucho. Hay muchas circunstancias que nos sobrepasan y están más allá de tus fuerzas. La propuesta de Jhon Eldrede es maravillosa, en el libro “Recupera tu Vida”, a través de una oración que él llama “Desapego Benevolente”. El la hace cada vez que se siente estresado y dice lo siguiente: “Te entrego todo y a todos”

Tercero, HÁBITOS. Revisa que hábitos necesitas cambiar de modo que puedas fortalecer tu resiliencia. Fortalecer tu vida espiritual, contacto con la belleza de la creación, la oración y la Palabra.  Mejora tu sueño, haz ejercicio. Revisa tu alimentación, con muy cero o poco azúcar y no alimentos inflamatorios y buena hidratación. Y algo que nos hace mucha falta en este tiempo porque no hay tiempo es tener un hobbie, así sean 10 minutos de tu día o un tiempo semanal. Tener algo que te permite salir de tus pensamientos rutinarios.

Cuarto, AYUDA. Busca alguien que te apoye, un amigo, alguien de tu familia, de tu comunidad que te acompañe en oración y llevar la carga, porque es uno de los mandamientos más importantes que nos dejó la Palabra de Dios en Gálatas 6: “Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”. Y si la situación te sobrepasas busca ayuda médica y profesional

Toma un tiempo para entregar todo al piloto de tu vida, no sigas en piloto automático: “Te entrego todo y a todos”. Esta es una oración que espero no olvides y te acompañe, cuando aparezca el Sr. Estrés.  

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