Cuando trato de ilustrar la certidumbre me quedo como en blanco porque es un sentimiento tan complejo implica desesperanza, temor frente al futuro y miedos muy específicos. Es un sentimiento difícil de poner en palabras.
En el episodio de hoy y durante esta semana, te hablaré de algunos sentimientos complejos que son parte de nuestra vulnerabilidad hoy, debido a las crisis globales que estamos experimentando y espero poder ofrecerte recursos que podemos encontrar el Nuestro Manual de Vida.
¿Has tenido recientemente la sensación de que no tienes respuesta frente a lo que va a pasar en le futuro? ¿Como si estuvieras en una barca a la deriva en alta mar? La salud, la economía, la seguridad, el gobierno, la estabilidad, el sistema pensional. Sin duda no pareciera que tenemos buenos líderes o al menos no saben qué hacer para mejorar las cosas.
Seguro ha habido tiempos en la historia de terribles incertidumbres, por los imperios, las guerras, las hambrunas, las pandemias, y a quienes vivieron esos momentos tuvieron que vivir esas sensaciones de estar en alta mar.
Yo amo el mar, verlo, pero estar cerca de la playita. No me gusta cuando no siento la tierra en mis pies y te confieso que no miro reels de barcos que se hunden, tormentas terribles, animales que persiguen nadadores en la playa, incluso de nadadores de esos que bajan a grandes profundidades bajo el agua. Que entran a cavernas y se hunden a metros. Me dan una sensación desagradable. Esos no son para mí.
Hoy mientras escuchas esto oramos por aquellos que están experimentando la más terrible incertidumbre, especialmente en los países en conflicto; que lo han perdido todo y aún están luchando por qué comer y que beber; aquellos que saben muy bien qué es experimentar la desazón frente a este tiempo. Especialmente en el norte nuestro continente y en nuestro propio país Colombia. También pienso en los que están en otras latitudes.
Cuando las crisis nos ponen ante una situación de incertidumbre lo mejor es empezar a revisar qué es lo que está debajo de ese desagradable sentimiento. ¿Qué hay bajo esa capa? Sin duda una emoción primaria de temor, lo cual da cuenta de las amenazas que sentimos ante el no saber que sigue, que viene y qué nos espera.
Pero no es solamente un temor básico, tiene mucho que ver con aquellas preocupaciones constantes que tenemos sobre nuestras necesidades fundamentales como, por ejemplo, nuestra salud, los alimentos, nuestro vestido, nuestra vivienda, cómo va a salir ese examen diagnóstico, cómo estará nuestra salud ante un sistema de salud en modo de fallo.
Recientemente una chica una amiga muy querida llegó al servicio de urgencias con una afección cardiaca severa con inminente peligro vital y no pudo ser atendida de una manera adecuada, muy a pesar de que trabaja en un hospital y tiene póliza especial prepagada. Nada de eso funcionó. ¿Qué hacer? Además de lamentarlo, lo primero que me envuelve es la incertidumbre. ¿Y ahora que va a pasar?
Algunos nos dirían frente a la incertidumbre que dejemos de pensar en el futuro, que solo nos enfoquemos en el presente. Pero no podemos tapar el sol con un dedo. Hay incertidumbre y sí hay muchos pasándola mal, incluso quizás, nosotros. Añadamos las noticias reales de inseguridad, aumento de los servicios, y cortes de agua, clima desordenado, aumento de la inmigración a nivel mundial. El estómago se revuelve y tratamos de mantener la compostura.
Este es un buen momento para parar y darnos cuenta de que nos está pasando y cómo estas emociones nos están afectando especialmente relacionadas con el temor y si la incertidumbre que estamos experimentando tiene que ver con esas necesidades fundamentales, las cuales sentimos amenazadas de no ser suplidas, o tienen que ver con algo que estamos imaginando.
Debemos dar espacio y voz a ese lamento, porque es parte de la manera en que Dios nos ha permitido expresar nuestra vulnerabilidad. Es necesario que te lamentes. También debemos tener una mayordomía adecuada de nuestra mente frente a lo que llamamos “resiliencia mental”, que tiene que ver con poder entregar todas esas imaginaciones que no son reales, sino que obedecen al miedo, a nuestro Señor; una gobernanza adecuada de nuestra mente.
No quiere decir esto que estoy proponiendo quedarnos en un lamento perpetuo y sin resolución. Es necesario atender esa sensación de “no futuro” e ir a la fuente de la Esperanza. Mi propuesta no sería que dejes de sentir temor porque todo va a estar bien. Lo importante aquí es enfocarnos y entender cuáles son los recursos que tenemos que son parte de nuestra mayordomía, y no enterrar la cabeza en el piso como las Avestruces y mantener esa sensación de incomodidad, lo cual puede afectar nuestra salud. Siempre estar preparados en la manera que nos sea posible.
Pero, también ser conscientes de que la recursividad se nos puede agotar y necesitamos una dosis extra de gracias. El profeta Isaías en el capítulo 55, el cual nos guía a tierra firme, nos enfoca en los recursos sobrenaturales de gracia que hay para ti y para mí, si tu confianza está puesta en el Señor. Hay una promesa de provisión, gracia y paz maravillosas.
Eso es lo que necesitamos, una paz sobrenatural que no es conforme al mundo visible, porque éste no nos los puede dar, sino que va mucho más allá. Debes saber que tienes un Padre generoso. Dice así:
«Todos los sedientos, vengan a las aguas;
Y los que no tengan dinero, vengan, compren y coman.
Vengan, compren vino y leche Sin dinero y sin costo alguno.
¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan,
¿Y su salario en lo que no sacia?
Escúchenme atentamente, y coman lo que es bueno,
Y se deleitará su alma en la abundancia.
Inclinen su oído y vengan a Mí, Escuchen y vivirá su alma.
Y haré con ustedes un pacto eterno,
Conforme a las fieles misericordias mostradas a David.
Sí, necesitas entrara al territorio de la misericordia, al territorio de la promesa. Es muy impactante saber que, en medio de necesidades muy profundas y básicas, el Señor está para proveer. Y está para que enfoquemos nuestra vida en lo que sí debemos preocuparnos y es poder mantenernos cerca de Él y vivirá nuestra alma.
El territorio de la misericordia de Dios, sin duda es firme. Espero que hoy tu corazón reciba ese regalo de paz y tengas la certeza que tu futuro está en sus manos, pero recuerda que debes inclinar tu oído y escuchar. Lo recibes si lo pides y lo crees. Se que habrá un buen futuro, dice una canción de Tales Roberto. Sé que habrá un buen futuro para ti.