¿Qué le estás pidiendo a Dios al comenzar este nuevo año? ¿Felicidad? ¿Dinero? ¿Amor? ¿Salud? Sin duda son peticiones muy válidas y que su realización dependerá mucho de lo que te motiva. ¿Te cuesta pedir a Dios o saber qué pedir? En este episodio estaremos viendo una guía de oración bien especial, que hizo el rey David y nos da muchas pautas para enfocar nuestra vida de oración.  

Sin duda hay dos extremos en este tema: quienes piden solo para cumplir sus deseos egoístas y sin sabiduría, o aquellos que nos cuesta pedir directamente algo, porque quizás nos fue enseñado que pedir es un acto egoísta y primero toca pensar en los demás.  

Del primer grupo, recuerdo un ejemplo terrible de la época oscura de la violencia en nuestro país, en la cual los malvados tenían el descaro de ir a las iglesias o santuarios a pedir bendición y buena suerte para poder completar sus acometidos, o sea tener la bendición de Dios para poder matar con éxito a alguien. Es absurdo, pero quizás esto representa de manera fea algo que nos advirtió el apóstol Santiago en 4:3 sobre el estorbo a nuestras oraciones: “Piden y no reciben, porque piden con malos propósito], para gastarlo en sus placeres”. 

Vuelvo a hacerte la pregunta: ¿qué estás pidiendo en estos días, o no sabes que pedir? A veces las situaciones que enfrentamos son tan complejas que no sabemos cómo hacerlo. Espero animarte a pedir cosas muy concretas a Dios que son relevantes y profundas y que, sin duda por ser conforme a su Palabra, serán escuchada con gusto en el cielo. Dice así el Salmo 86: 1-13 

“Inclínate, oh, Señor, y escucha mi oración; 
    contéstame, porque necesito tu ayuda. 
Protégeme, pues estoy dedicado a ti. 
    Sálvame, porque te sirvo y confío en ti; 
    tú eres mi Dios. 
 Ten misericordia de mí, oh, Señor, 
    porque a ti clamo constantemente. 
 Dame felicidad, oh, Señor, 
    pues a ti me entrego. 
 ¡Oh, Señor, eres tan bueno; estás tan dispuesto a perdonar, 
    tan lleno de amor inagotable para los que piden tu ayuda! 
 Escucha atentamente mi oración, oh, Señor; 
    oye mi urgente clamor. 
A ti clamaré cada vez que esté en apuros, 
    y tú me responderás. 

Ningún dios pagano es como tú, oh, Señor; 
  ¡nadie puede hacer lo que tú haces! 
 Todas las naciones que hiciste 
    vendrán y se inclinarán ante ti, Señor; 
    alabarán tu santo nombre. 
Pues tú eres grande y haces obras maravillosas; 
    solo tú eres Dios. 

Enséñame tus caminos, oh, Señor, 
    para que viva de acuerdo con tu verdad. 
Concédeme pureza de corazón, 
    para que te honre. 
Con todo el corazón te alabaré, oh, Señor mi Dios. 
    Daré gloria a tu nombre para siempre, 
porque muy grande es tu amor por mí. 
    Me has rescatado de las profundidades de la muerte”.  

Este es un texto que me ha sido de bendición durante este tiempo de prueba. Da muchas claves importantes que te dan una ruta para tu oración este año, seis principios y seis peticiones que te animo a adoptar de inmediato. Listémoslas entonces: 

Principios:  

  1. Reconocimiento de la necesidad.Necesito tu ayuda” v.1 
  1. Consagración a Dios.Estoy dedicado a ti”. v.2 
  1. Pedir. Sí clamar y rogar. En este texto encontramos esa palabra varias veces. ¿Te ha pasado que dejas de pedir por algo muy rápido? Este principio implica perseverancia y constancia. ¿Ya tienes tu cuaderno de peticiones? Anótalas y hazles seguimiento para que más adelante puedas gozarte y darle gracias porque has podido perseverar en primer lugar y en segundo porque has recibido su gracia y su misericordia.  Esto te ayudará mucho en dicho propósito.  “Clamo a ti constantemente”. v.3. “A ti me entrego” v.4 El tema del clamor en este texto es clave. Clama cada vez que estés en apuros como dice el v. 7 
  1. Confianza en su bondad. Sálvame, porque te sirvo y confío en ti; 
     tú eres mi Dios. v.2 
  1. Confianza en su señorío. Los versículos 8 al 10 dan cuenta de eso. Solo tú eres Dios. Esa confianza en su señoría es fundamental porque te va a permitir entregar el resultado de tus peticiones a Él.  
  1. Alabanza, como dice el v. 12 nos anima a considerar siempre el orar en el contexto de la alabanza. Eso es lo que enfoca de manera adecuada nuestro corazón.  

Peticiones:   

  1. Inclínate, oh, Señor. Da cuenta de la posición desde donde estoy pidiendo. Es que tú no tienes la obligación de responderme, pero si te inclinas me muestras tu misericordia. Y no me voy a enojar si me respondes que no.  
  1. Protégeme y sálvame. ¿De qué? pues de todo porque somos muy frágiles, sin duda. Cuantas cosas han ocurrido de manera inesperada durante estos días. 
  1. Ten misericordia de mí. Cada día necesitamos un baño fresco de ésta. Cuando decimos “si Dios quiere” no es un simple capricho. Es la claridad de la dependencia que tenemos de Él, porque nos cuesta reconocer que las cosas ocurren, si Él quiere. 
  1. Dame felicidad. Esa me gusta porque no suelo pedir eso. Supongo que se refiere a gozo verdadero que es un don del Espíritu Santo. Casi nunca he pedido esto en mi vida, si he tenido muchos momentos de felicidad; tiempos de felicidad, así como tiempos de tristezas, como dicen las Escrituras. Pero pedir felicidad, interesante. En esta versión aparece así, en otras versiones habla del gozo. ¿Hay algo que te ha robado el gozo? A mí el dolor físico, así que estoy pidiendo ese milagro de una manera especial en estos días.  
  1. Perdóname. Él está siempre dispuesto a perdonar como dice el v. 5.  
  1. Enséñame tus caminos, dice el v. 11. Para que pueda vivir acorde con tu verdad. No trata de pedir a Dios que bendiga mis propios caminos, lejos de sus propósitos, sino que nos enseñe los suyos y que nos pueda bendecir ahí.  

Sin duda en estos principios y peticiones, la petición a tu Dios por tu felicidad, por la salud y la provisión, serán una realidad y serás bienaventurado. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *