Una de las cosas que más procrastino en mi vida, son cosas las cosas del día a día que me parecen tediosas, aburridas y requieren mucho esfuerzo, como por ejemplo pedir una cita médica por teléfono. Podría demorar demasiado. Quitar algo que te molesta hace rato en tu casa; ese adorno o cuadro que está torcido, arreglar los archivos, devolver un libro, hacer cuentas más precisas, vueltas del banco. La lista es larga y cuando menos me doy cuenta, ya me siento abrumada. Es como si tuvieras en tu cuarto útil, el cuarto del rebujo o el garaje lleno de escombros. ¿Quién quiere aparecerse por allá?
Empecé a ser consciente de la necesidad de romper con el mal hábito de la procrastinación y comencé a dame menos de 24 horas para lo que no me gusta hacer, y me ha funcionado. Ha sido una guerra frontal contra el aplazar las cosas y espero tener más victorias en este nuevo año. Mi lista de mejora es grande: mantener control de mis gastos, hacer unas llamadas aplazadas, visitar viejos amigos que me olvidaron, limpiar mis correos, arreglar mis fotos, mantener mi salud al día, hacer ejercicio. Solo pido a Dios su gracia y su dominio propio, para ser diligente. He decidió dejar las excusas y procurar no huir, cuando lo pendiente me persigue.
¿Tienes algo en tu lista de aplazamientos? Deja de vivir en la tierra de las excusas y se consciente de tu propia procrastinación, si dejas de auto-consolarte de manera inadecuada y podrás cumplir mejor las metas que te has propuesto este año. Me gusta el verso de las Escrituras que nos animan a que nuestro sí sea sí y nuestro no sea no. Deja de hacer promesas, hazlo y no te decepciones a ti mismo.
Decide ser diligente. Déjame saber si perteneces a aquellos que quieren ganar esta batalla y decide dejar de aplazar una sola cosa pequeña hoy, así irás ganando pequeñas batallas, para luego ganar la guerra.